dilluns, 12 de novembre del 2012


BARCELONAUTES 2012-13

EXPOSICIÓN DE “INDIANES”

Aunque en principio hay notables ausencias entre los asistentes, Carmina nos ha presentado para este curso, un sugerente programa de visitas para seguir ampliando nuestros conocimientos sobre la historia de nuestra ciudad, Barcelona.

Como aperitivo tuvimos dos charlas en un aula de la escuela. Lo que sirvió para apuntar un poco por donde iría la cosa, pero también, para tener un rato distendido, aunque en algún momento no tanto, en el cual cada uno pudo explicar, muy someramente, como había pasado las vacaciones. Donde pudimos constatar que, como siempre, hubo de todo, como en la viña del señor... Codorniu.

Como dice el título que encabeza este relato, la primera salida que nos propuso la profe, fue la visita a la exposición de “indianes” que se expone en el marco incomparable del “Saló del Tinell”.

Algunos de nosotros, por el título “indianes”, dedujimos equivocadamente, que la cosa iría sobre las mujeres de los llamados indianos, (emigrantes retornados de América, con bastante hacienda, y que construyeron grandes mansiones en sus respectivos lugares de origen.

Pero la sorpresa fue cuando la monitora empezó a explicarnos, que se trataba de como se había introducido en Cataluña y por tanto en España, el arte y la técnica del estampado de telas, pues hasta entonces la mayoría de la población solo utilizaba telas lisas y mayoritariamente de colores crudos, pues los componentes principales eran la lana y el lino. La seda, junto con los bordados, sólo se lo podían permitir la alta nobleza y la burguesía acomodada, o sea una minoría.

Al introducirse masivamente el algodón como materia prima para el tejido, dio lugar a que se pudiese hacer más barato al llevar menos trabajo en su transformación, lo que dio lugar a una mayor demanda que conllevó la búsqueda de nuevos métodos de producción.

Eso supuso el origen de la división del trabajo, la concentración de la producción en centros fabriles, y por tanto el origen de la industrialización en Cataluña.

Secuencialmente nos fue explicando cómo fue desde el principio, hasta casi nuestros días, la técnica del tejido y el estampado de las telas para todo tipo de usos, especialmente ropa de vestir, principalmente para la mujer, ropa de cama, cortinas etc.

En principio era casi todo el proceso manual, pero progresivamente se fue introduciendo la técnica en las diferentes fases del proceso.

Al levantar la corona Española la prohibición de comerciar Cataluña directamente con las colonias de América, se incrementó mucho más la demanda, lo que supuso una demanda de terreno dentro de la ciudad, que con la limitación de las murallas no se podía solventar, lo que junto con los problemas de salud, la escasez de terrenos, y otros, hizo pensar en la demolición de las murallas, para poder permitir su expansión.

   También pudimos apreciar por medio de gráficos, dibujos, pinturas y objetos múltiples, como se desarrollaba la vida de las personas que trabajaban en las fábricas de la época, largas jornadas, bajos salarios, con lo cual tenía que trabajar toda la familia, incluso los niños, a costa de no poder ir a la escuela, lo que suponía estar encadenados de por vida a la fábrica, siempre que la salud se lo permitiese, pues cuando no estaban capacitados para trabajar, no había seguro que los protegiese.

En ese caso pasaban a “vivir de gorra”, que consistía en que algunos compañeros ponían una gorra a la entrada de la fábrica y el que podía, que eran pocos, depositaba alguna moneda para que el compañero incapacitado pudiese subsistir.

Según íbamos avanzando, en el recorrido, podíamos ir viendo como los procesos se mecanizaban más, las máquinas eran más sofisticadas, hasta el punto que uno de los visitantes del grupo, vio una exactamente igual a las que él había utilizado en su trabajo cuando estaba en activo, lo que le produjo una gran añoranza de aquellos años, quizá no por el trabajo, sino, por que era más joven y tendría sus proyectos para el futuro, que no se si los habrá cumplido todos, cosa difícil, porque de joven, en general se es más ambicioso, que cuando se tiene cierta edad.

Finalizada la visita, que por lo que pude observar, satisfizo a todos, pasamos a la capilla de Santa Ágata, donde había otra exposición de un coleccionista particular, sobre la evolución del cine, desde las sombras chinas, pasando por los hermanos Lumier y así un largo etc. de métodos de grabación y proyección. Había múltiples aparatos usados para grabar y proyectar, a cada cual más curioso, pues tiene una colección de veinte mil piezas, que pudimos ver en parte en un video que nos pasaron, acompañado de una buena explicación.

Uno de los que explicaban el uso de cada aparato, proceso de recopilación, y demás detalles que lo habían llevado hasta allí, era el propietario de la colección, que estaba muy emocionado, hasta el punto que, aún siendo gratis, nos dio las gracias reiteradamente, como si le hubiésemos pagado un tesoro, cuando los agradecidos éramos nosotros por haber podido rememorar nuestras sesiones de cine en el pueblo cuando al mismo tiempo que los diálogos o ruidos de la película, también oíamos el ruido de la máquina.

Es una exposición para repetir, pues por la premura del tiempo no pudimos sacarle todo el jugo que tiene dentro.

Pero como colofón a tan interesantes exposiciones, hubiese sido, a mi entender, una buena comida en uno de los múltiples restaurantes que hay por la zona y posteriormente, un paseo por el entorno con una buena compañía.

 ¿Será posible en otra ocasión?

         L'Arboç   13 – 10 – 2012          Yno...   

diumenge, 11 de novembre del 2012


FÁBRICAS DE “INDIANES”

Como varios de los asistentes a el recorrido por las Fábricas de “indianes” no habían asistido el jueves anterior a la exposición, tuvimos que repetir  los demás, pues difícilmente se puede entender una cosa sin la otra, o si se entiende, será parcialmente.

Algunos pensábamos que nos resultaría pesado el repetir, pero cuando las cosas están bien hechas, pasa como esas obras de teatro, películas, libros, o canciones, que uno no se cansa nunca de repetir.

Pero la persona que nos acompañó el segundo día, creo que (habiéndolo hecho la anterior muy bien) le añadió una serie de matices que nos hicieron revivir con más nitidez, las condiciones tan duras por las que tenían que pasar las personas que trabajaban en esas fábricas para ganarse la vida, o mejor dicho acelerar su muerte, pues los métodos de trabajo en aquella época eran realmente inhumanos.

Uno de los asistentes le propuso al guía, que nos explicase un poco sobre la historia del recinto donde estaba ubicada la exposición, “el Saló del Tinell”, lo que hizo muy gustosamente y sirvió para ilustrarnos sobre la intensa y extensa vida del mismo.

Terminada la visita introductoria, salimos a la calle para visitar los lugares donde aún se conservan parte de las estructuras de lo que en su día fueron las fábricas de “indianes”, origen de la industrialización en Cataluña, y por ende en España, situadas en el barrio de San “Pere”.

Es un barrio que aún conservan bastantes infraestructuras de la época medieval y anterior, principalmente su trazado callejero. Pero también es una de las zonas que más ha sufrido los embates de la transformación urbanística y de otro tipo, para adaptarlo a las circunstancias o intereses de cada momento.

Una de las amputaciones más traumáticas que sufrió fue, la destrucción de casi un tercio del barrio para instalar la ciudadela militar después de la guerra de sucesión y así poder controlar la ciudad “manu militari”, expulsando a los residentes de sus hogares sin indemnización. Otra fue a raíz del derribo de la muralla, después, la abertura de la vía Layetana, pero la última, que todavía está en marcha, está dejando el barrio en su parte interior casi irreconocible, desapareciendo con ello una parte importante de la historia de nuestra querida ciudad, convirtiendo esa zona prácticamente en un parque temático, pues están proliferando como setas, los hoteles, apartamentos turísticos y toda clase de negocios enfocados a satisfacer a los visitantes foráneos.

Por eso uno de los visitantes que nos acompañaba, pudo constatar, porque vivió en la zona sus años jóvenes, como habían desaparecido, muchos de los lugares que habían sido protagonistas directos de sus vivencias, al tiempo que asentía cuando el guía nos explicaba los detalles particulares de cada lugar que visitábamos.

Una de las antiguas fábricas está hoy reconvertida en un hotel de lujo, lo que pudimos constatar con nuestros propios ojos, lo que nos llevó a pensar en la diferencia de vivencias que se pueden desarrollar en un mismo recinto, que contraste tan brutal la vida de los antiguos trabajadores textiles con la de los inquilinos de hoy, yo me atrevo a afirmar que ninguno de los presentes cambiaría la de entonces por la de ahora.

Otra de las fábricas que visitamos está reconvertida en viviendas, con un patio interior a modo de jardín botánico con unas pasarelas, “corredores”, para acceder a cada vivienda desde patio tan singular.

En alguna solo pudimos ver algún vestigio, que a simple vista no dice nada si no tienes el documento que nos proporcionaron en el museo de historia de la ciudad, el cual indica sobre el plano, donde estaba ubicado el antiguo recinto fabril.

Llegados a la plaza de San “Pere”, donde estuvo una de las fabricas más importantes, pues hacia todo el ciclo, desde el cardado del algodón, hasta el estampado de la tela, pudimos apreciar la suntuosa fachada de la iglesia consagrada a dicho santo.

Continuamos por “Sant Pere més alt”, uno de los núcleos donde hasta no hace demasiado tiempo había actividad relacionada con el textil, en una de ellas su propietario se construyó, anexo a la fábrica, un palacete para su residencia, hoy reconvertido en viviendas particulares y las caballerizas en unas oficinas.

Como íbamos tan justos de tiempo no pudimos pararnos ha degustar alguna de las múltiples tentaciones, sobre todo en pastelería que hay por la zona, de diferentes partes del mundo.

Durante el trayecto, no se si fue por sugestión de la charla del guía, que al ver a un grupo de mujeres y niñas originarias de la península del Indostán, creímos haber viajado en el tiempo, porque iban ataviadas con las ropas exactamente iguales a las que habíamos visto en la exposición. Fue una casualidad curiosa.

Según nos acercábamos al final del periplo, vimos la silueta del “Palau de la Música catalana”, donde nos hubiese gustado poner fin al recorrido con un buen concierto, pero aún nos quedaban dos visitas, una justo enfrente del Palau, y la otra en otro lugar de la calle Junqueras, donde también se podía haber puesto un buen broche de oro, porque en el antiguo lugar que ocupó la fábrica, existe un restaurante en el que creo que podíamos haber satisfecho nuestro voraz apetito, pues después de tres horas caminando, seguro que habríamos dado buena cuenta de alguno de los diferentes y exquisitos platos que tenían en la carta. Y si además era en una buena compañía, pues “miel sobre hojuelas”.

Alguien se quedó por la zona, otros se quedaron con las ganas, porque sus obligaciones los reclamaban en otro lugar, y alguno, por no tener compañía, porque una buena comida si es en buena compañía, es doble buena.

                        L'Arboç   27 – 10 – 2012     Yno...